domingo, 27 de enero de 2013

la mariposa



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Tuve que dejar de leer para correr a cerrar las ventanas, antes de que la tempestad invadiera mi casa. Cuando quise volver al libro, una mariposa me atravesó y se instaló, entre mi pecho y mi garganta, y su aleteo aniquila mi concentración, cada vez que la necesito.
Hoy, tantos días después, el aleteo es una caricia extraña, que me llueve o me deslumbra.
Sólo me queda el recurso de las palabras para hacerle saber  que ya puede irse, que no soy ni su nido, ni su prisión. Que soy ventana, o camino. Pero no me entiende. Sólo juega conmigo. Es tan larga la niñez de las mariposas?

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domingo, 20 de enero de 2013

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ya no escribe.
ahora lee buscándose en historias.
por algún motivo que desconoce
ató las palabras con
implacables sogas de seda.
tampoco se cuestiona ya
las causas del nudo.
la veo leer en la arena.
la playa es ella allí, leyendo,
sentada sobre un gran pañuelo azul
con el dibujo de un mandala.