viernes, 27 de febrero de 2009

Los caminos que llevan a mí

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Recuerdo el amanecer de verano cuando navegué un río rojo que guardaba el rumor del mundo.
Recuerdo la primera maravillosa palabra que bailó en mis oídos, era una palabra sencilla, "yuyo", mágica y sonora.
Recuerdo la noche de enero cuando hablé por vez inicial con las estrellas.
Recuerdo las tres de la tarde del invierno en que las violetas florecieron en mi pelo.
Recuerdo un ovillo de lana verde que mi madre transformaba en abrigo sentada en la cocina.
Recuerdo un caballo blanco que me saludaba desde la ventana del tren.
Recuerdo la gran magnolia que me llevaba volando sobre el patio, cuando aparecía el lucero.
Recuerdo voces iluminadas y risas como burbujas.
Recuerdo la tarde verde de febrero con los pies descalzos en el pasto fresco.
Recuerdo la primera mariposa que salió de mi boca, mientras andaba por un camino de tierra.
Recuerdo los cíclicos inviernos en que leí la palabra exacta.
Recuerdo cuando jugué Rayuela por eternos días, en una nube de desvelo.
Recuerdo a Martín y a Alejandra, sentados en un banco del Parque Lezama las tardes oscuras de invierno.
Recuerdo cuando llegué a Macondo, en medio de la tormenta, mientras pasaba el tren de la tarde.
Recuerdo mis viajes ávidos a Comala para escuchar hablar a los muertos.
Recuerdo la tarde helada de agosto cuando escapé para encontrarte.
Recuerdo el olor a vainilla de aquella misma tarde.
Recuerdo la mañana de marzo en la que nació el miedo.
Recuerdo cuando desperté con la luna roja de Hiroshi en la cara y salí atrás de mi destino.
Recuerdo un vestido leve que bailó enamorado por una noche entera.
Recuerdo todas las tardes del verano que dormimos juntos.

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miércoles, 25 de febrero de 2009

Tanka II


Es grande el cielo
cuando siembra las flores.
Imperturbable
sigue la luna azul
cantando con los grillos.


domingo, 22 de febrero de 2009

El grito


Estaba sola cuando llegó la tormenta. Igual la presentía desde muchos días antes. En esos días limpió el jardín y el patio, para que las hojas caídas por el viento previo no se agolparan en los desagües y así evitar el crecimiento del agua.
Cuando sintió los primeros truenos en la lejanía, abrió puertas y ventanas, para que el olor a tierra húmeda impregnara la casa y la limpiara del calor asfixiante.
Pero la lluvia no vino ese día.
Entonces cerró la casa, para que el agobio exterior allí se quedara.
Y llegó de pronto.Brutal, desesperada.
La sintió en el estómago primero, después en la cabeza, más tarde en el pecho. No negó el temor, ni el mínimo miedo, y descalza en el único lugar de la casa que permanecía fresco asistió al nacimiento de las gotas. Impulsada por el viento corrió a cerrar las ventanas.
Pero la tormenta ya se había instalado.
El aullido de lobo herido reventó en los vidrios. Ella quedó de pie, inmóvil. El estallido bestial hizo volar los cristales.
Ahora sangra.



viernes, 20 de febrero de 2009

Conversación en la cocina (cuentos de Lila-III)


Sentados alrededor de la mesa de la cocina iluminada por la luz transparente de la media mañana estival, los tres amigos hablan. Sobre la mesa están el azúcar,la yerba mate y paquetes de cigarrillos. Rueda la rueda del mate, como ruedan las palabras. El humo del sahumerio y del cigarrillo temprano forman una suave cortina que cobra vida y escapa por la ventana abierta al jardín.
Nico habla de Borges y sus sueños circulares, Manuel baja el volumen de la música celta que suena demasiado fuerte para la suavidad de la charla, prende otro cigarrillo y renueva la rueda del mate. Lila escucha a Nico y agrega a la conversación los espejos borgeanos, con sus antecesores inmemoriales y su interpretación en la literatura actual. Nico expone su teoría de un mundo visto desde lo alto, imaginate qué altura, dice, plano como un mapa, en el que pudieran verse todos los seres animados e inanimados del planeta y que esa forma de mundo fuera la única realidad, la verdad absoluta.El Aleph, dice Lila,poniendo cara de que Nico se volvió loco. Manuel se ríe, Borges nació antes que vos, acota. Y de ahí la charla desvía el camino hacia lo ricas que están las mediaslunas; Manuel, por favor, arreglá el mate; y retoma en realidades alternas y mundos paralelos. Soy un bruto, dice Manuel, no los pudo seguir. El único que te dice bruto sos vos mismo, afirma Lila. Entonces Manuel arranca en reencarnaciones, memoria genética e inconsciente colectivo. Y de ahí la charla se dispara a si existimos, si Lila existe porque Nico la ve, que qué hace Lila cuando se va de esa cocina, sigue existiendo? Lila recuerda que leyó en el blog de Rayuela una historia mínima sobre un hombre que espía a alguien a través de un agujero en la pared, y cuenta que una tal Rolalola se pregunta en los comentarios si la persona existe sólo por el ojo que la ve. Manuel dice que él leyó algo parecido, pero el escritor se llamaba Claudio López. No sé, dice Lila, tal vez sea el mismo, viste con ésto de los blogs y las identidades, pero no, porque lo de Rayuela decía Rayuela y no Claudio López. Ah! se acuerda Lila de pronto; vos tenés que leer Cuaderno Nocturno, le dice a Manuel, a vos te gustaría, hay una publicación sobre la luz oblicua. Y también lean a LunaAzul, tiene unos cuentos bellísimos. Uno los lee y siente olor a canela, y ve ojos de hombres de Omán.Una delicia! Y ya me voy...Lila se levanta mirando el reloj de la pared. Ya? dicen los amigos. Miren la hora, tenemos que trabajar, y ya se acabó la luz oblicua, moriré de calor camino a casa.
Eran más de las doce, los tres empezaban a trabajar a las dos de la tarde, ese día. Lila casi corrió hasta la parada del colectivo, cuando dobló la esquina y vio a la mujer sentada en el banco dejó de correr, ella lo parará primero si viene...
En el viaje de vuelta a su casa recordó el cuento de Carver donde cuatro amigos hablan de amor sentados a la mesa de la cocina.
Llega a su casa, casi corriendo, tiene que darse un baño antes de trabajar. Busca en sus cajones, la ropa y un nuevo jabón. Lo saca de su envase de papel marrón y el aroma de canela salta y se prende de sus ojos.
Qué cosas más locas hablamos, piensa Lila. Tendría que escribir un cuento; y abre la llave de la ducha.


martes, 17 de febrero de 2009

La abuela Edel



La abuela Edel era una mujer de baja estatura, y lucía delgada y esbelta. Con el paso de los años fue transformándose de pequeña a diminuta. Tenía una hermosísima melena ondulada, blanca y brillante, que cuidaba como a su más preciado tesoro. Siempre olía silvestre, el perfume de azahar y damas de la noche era su favorito.Hija de inmigrantes, se casó con un joven ingeniero italiano, moreno y de temperamento indómito, al que siguió por todo el litoral y la selva chaqueña, mientras él hacía su trabajo de constructor de caminos y ella subía y bajaba de navíos fluviales con su único hijo en brazos.
Edel vestía camisas de seda blanca y faldas de franela azul o gris en el invierno, que cambiaba en el verano por livianos vestiditos floreados. Sonreía con facilidad,y con la misma facilidad lloraba de alegría. Cuando estaba triste se sentaba con los brazos cruzados sobre su falda y bajaba la cabeza, y así se quedaba, perdida en los caminos de su pensamiento.
Pocas veces nos visitaba, su casa era su reducto y su reino, y así fue haciéndose cada vez más temerosa del mundo exterior. En su patio de baldosas negras y blancas me mostró mis primeras estrellas, a donde, según ella, iban a vivir los muertos. Creía que así calmaba mis temores nocturnos, mi miedo infantil a "no ser más".
Una única vez viajó con nosotros, mis padres y yo, en tren al campo. Se sentó a mi lado y agarró mi mano, como era su costumbre. Yo miraba los girasoles desde la ventanilla. Ellos te miran, me dijo, porque tienen envidia de tu pelo amarillo.Y sonrió feliz.
Desde que se fue, la veo en los ojos de mi padre, su único hijo.
Hoy en mi recuerdo te celebro. Feliz cumpleaños, abuela Edel.



domingo, 15 de febrero de 2009

Tanka I


Escrito con las palabras que dejó Lila en su cuaderno.



La lluvia espero,
cansada estoy de esperar
lo que ya no es.
Ando por entre sombras
áridas de tanta sal.



viernes, 13 de febrero de 2009

Queremos tanto a Julio






En el 25º aniversario de su muerte.


Ilustración: Maga - Capítulo 7. Rodrigo Luján.


domingo, 8 de febrero de 2009

La espera ( cuentos de Lila- II )


Estoy cansada de esperar, dijo Lila y abrió su cuaderno de apuntes. Pero qué espero? escribió. Cansada de esperar nada, Lila levantó sus ojos del papel y vio la mañana nublada. Sus ojos estaban más allá de la mañana, más allá de la casa, más allá de todo. Sólo vio unas pequeñitas hormigas caminando por la pared exterior, girando sobre sí mismas, perdidas después de la lluvia nocturna. Espero todo y nada, escribó Lila en su cuaderno. Y una leve brisa fresca se filtró por la puerta entreabierta y tocó su falda y su falda tocó sus tobillos y sus tobillos sintieron el roce de la falda, la falda de la brisa y la brisa de la frescura matinal. Qué signos sigo esperando? se preguntó Lila, dejando la lapicera sobre el cuaderno y trayendo sus ojos de vuelta, goteados de melancolía. Volvió la vista a la hoja de papel y leyó lo que había escrito:
Estoy cansada de esperar.
Pero qué espero?.
Espero todo y nada.

Podría escribir un haiku, o tal vez un tanka con estas palabras, se dijo Lila levantándose de la silla verde en la que estaba sentada. Buscó su bolso. Ya era hora de salir, aunque ese día la calle le doliera.
Entonces, a las siete horas de una mañana nublada, como todas las mañanas, Lila cruza su bolso en bandolera y sale, sin darse cuenta de que la brisa había prendido en el ruedo de su falda un pequeño pájaro de papel, de papel de hoja de libro, un pájaro de papel de Omán.



jueves, 5 de febrero de 2009

Ejercicio dadá para encontrar mi sonrisa

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He perdido mi sonrisa.
No sé dónde la dejé.
O tal vez se haya ido sola,
buscando no sé qué.

Haré entonces un ejercicio, como Tristán nos enseñó una vez, para intentar encontrarla, o para intentar divertirme, al menos.Tomo el poema, corto las palabras.
He/perdido/ mi/ sonrisa/. No// dónde/ la/ dejé./ O/ tal /vez /se/ haya/ ido/ sola,/ buscando/ no// qué./

Pongo las palabras cortadas en una bolsa, mezclo y las vuelco sobre la mesa. Y sale:
mi He tal se sonrisa sola que la perdido dónde No O ido buscando sé vez haya no dejé no.

Sigo sin encontrarla. Junto las palabras y las tiro otra vez:
perdido no mi dónde buscando vez sé No sonrisa O sola la ido dejé no He tal sé haya qué.

Sigo sin encontrarla.Pero esta combinación ma causa un poco más de gracia. Será que la encontraré?. Mezclo y vuelvo a tirar.
sonrisa sola perdido qué ido la O no buscando vez mi No dónde no dejé tal haya He se sé.

Apenas se estira mi boca. Esta vez el dadá no me divierte.

Si
alguien
Ve
a
mi
SONRISA,
déjela
en
mi
ZIGURAT
por
favor

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domingo, 1 de febrero de 2009

consecuencia de las causas


a José Abut, *quien se oye mirar*


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con la luz de tus palabras florecieron
campanillas azules en mis sienes y nacieron
mariposas en mi pecho
con la claridad de tus palabras navegué
ríos remotos y futuros
en el sonido de tus palabras escuché
voces lejanas ancestrales voces
con el amor de tus palabras volví
a la
estrella de la infancia
a la
magnolia querida
por el aire que transita en tus palabras
tu verso

*ese aire de otro aire y otro más*
*será cadencia que vibra
en mis oídos*

como un mantra

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