miércoles, 20 de agosto de 2014

domingo, 10 de agosto de 2014

caballo






cuando tenía seis años
quería un caballo.
en las largas horas
de la siesta, escapaba
con mi bicicleta hasta
el campo lindero a las vías,
donde dormían los trenes,
y miraba al pony
que pastaba manso y tenía el
color de un río revuelto.
escondía en mi bolsillo
un hilo largo, grueso, para enlazarlo y
llevarlo a vivir al jardín de mi casa.
un durazno, en la canasta de la bici,
resumía el olor del
verano maduro.
yo quería darle al
caballo ese durazno.
nunca me atreví a acercarme.
lo miraba largamente
a la sombra de una acacia.
después volvía a montar mi
bicicleta y reandaba el camino*