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En
estos días de cuarentena (hermosos días de otoño) hicimos una poda
con la pareja vecina. Ell@s, el hibiscus y la mimosa que
compartíamos; nosotr@s, los dos jazmines que dejábamos caer en
cascada a través de la pared medianera en común. Así
ganamos sol, y controlamos el bosque ( que tanto nos gusta en el
verano). Así,
entonces, ell@s, los vecin@s, pueden ver mi colección de cactus,
suculentas y crasas, y yo, oh maravilla, tengo la vista de ese pino
hermoso y del cielo, espléndido.
Es
entonces cuando la recuerdo. Y me veo con su mismo ,"ritual':
lavar la ropa tempranito, y pasear por el jardín, por el patio, mate
en mano, acercándome a cada planta, con los ojos entornados,. como
si ellas, mis plantas, fueran a pasarme información secreta.
Hace
un mes y medio que mi madre murió. Nos queríamos? No. Nos quisimos?
Tal vez sí, en un tiempo lejano que no recuerdo. Pero aún así, me
reconozco en ella en esos " rituales".
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