miércoles, 29 de junio de 2011

*



*


inicié mi viaje temprano, visitando seres del color de la tierra. a la mitad de la mañana pude hablar con los pájaros y levanté vuelo al mediodía. alcancé las alturas insondables en el comienzo de la tarde y en el punto más dorado de la luz inicié el descenso entre las nubes. cuando brotaban las primeras estrellas había llegado a la superficie del mar, y pude dormir entre algas y peces al despertarse la luna*


*





miércoles, 22 de junio de 2011

*

*

el libro quedó sin leer
el té se enfrió en su taza
mientras sonaba la lluvia en el techo
en las paredes
en las puertas
en las ventanas


(con la única luz de una lámpara
el cielo se cayó  en pedazos)


*


jueves, 16 de junio de 2011

acerca de las cuevas (I)*

cuando aprendió a vivir con la nostalgia de su voz se sintió más leve, con ese dolor fluyendo suavemente por su sangre, indicio de que la vida estaba ahí, en su cuerpo auditivo. esa voz táctil resonaba en sus túneles y cavernas, cerrándolos a cada puerta que la voz cruzaba, acariciando los pasillos más oscuros, clausurando dulcemente las ventanas. 
con el paso de los días y los meses, la nostalgia se hizo sombra y reflejo, espejo múltiple, enfrentado e inverso.
y nada más necesitó, con la voz hecha semilla oculta en la profundidad de la casa*




jueves, 9 de junio de 2011

*

escribir un pequeño poema
en la palma de la mano
besar con la mano la ventana y
dejar ahí los versos
(o dibujarlos)
{o tatuarlos}
para que no los olvide la lluvia
para que no los llueva el olvido*




jueves, 2 de junio de 2011

multiplicación

y es el malestar creciente en el mediodía soleado el que gana la escena, el que quiebra la luz de su cuerpo, la astilla y la derrota; y son la música insoportable, los ojos perplejos de la noche llorosa y un olor cercano e impaciente.
y son las voces detrás de la pared, audibles, incomprensibles, las que ganan su continente apenas nacido y lo acunarán desnudo por lo que quede del día.

había soñado con cachorros de león que trepaban escaleras grises para morir en mi puerta, con un tren detenido en una estación desierta, con una mujer llorando por su hijo perdido, con un lugar al que no debía volver.

y  quedó 
atrapada
en la madriguera del conejo
buscando
el espejo para atravesar*