cuando aprendió a vivir con la nostalgia de su voz se sintió más leve, con ese dolor fluyendo suavemente por su sangre, indicio de que la vida estaba ahí, en su cuerpo auditivo. esa voz táctil resonaba en sus túneles y cavernas, cerrándolos a cada puerta que la voz cruzaba, acariciando los pasillos más oscuros, clausurando dulcemente las ventanas.
con el paso de los días y los meses, la nostalgia se hizo sombra y reflejo, espejo múltiple, enfrentado e inverso.
y nada más necesitó, con la voz hecha semilla oculta en la profundidad de la casa*