cerrada
sólida
melancólica,
se guarda la ventana entre
violines y madreselvas
y se abraza de rejas
difusas de tiempo
por las que el
viento del mar lame la casa
que vislumbra allá, en lo profundo.
y un olor de recuerdo
quiebra la ausencia
alguna vez
unos ojos grises
se bebieron las celosías
cubiertas de cenizas.
alguna vez
unos ojos grises
libraron el laberinto
y todo es sonido de madreselvas y perfume de violines. y la ventana, tan melancólica, sin saberlo...*