martes, 27 de noviembre de 2012

6 de noviembre





Se abrazaron en la plaza, rápido, leve, como sin querer. Como si con un abrazo leve en esa ciudad no acostumbrada a los abrazos, la despedida se volviese ficción.
 Él cruzó la calle. Ella quedó paralizada, sosteniendo la respiración, mirando la alameda. Antes de volver a caminar, miró la boca del metro, desde donde él  la saludó con un movimiento de su mano, dibujando un abanico. Y desapareció.


Cuándo volveré a verte?
Estoy aquí, escribiendo, tan lejos, tan lejos de esa ciudad perfumada de cilantro…