*
algún día
volveré a escribir
sobre la
luz del jazmín
sobre la
casa habitada por
el viento
del mar.
durante
miles de meses mudé
de piel.
acepté
la pérdida
el dolor de
irse, de irme,
de pujar
un parto ajeno de sesenta años
en el que
nací y morí
a las pocas
horas, o días,
no
recuerdo, trazando así
un mapa de
muertes sucesivas y resurrecciones.
(debí haberla llevado a la orilla,
debió
haber mojado sus pies viejos y doloridos en la sal,
pero
ninguna se atrevió al esfuerzo.)
y de otro
parto, en el que
dí a luz y
morí años después.
morí de
parto, morí de la pérdida
ya nacida,
aunque yo qué sabía.
(debí
haberla bautizado
en
la espuma perfumada de la mañana,
para
que supiera de su nombre y de cómo alejar el mío.)
muertes,
duelos y resurrecciones; muertes, duelos y resurrecciones.
algún día
mis ojos volverán
tal vez
a ver la
poesía en lo cotidiano,
en el proceso sencillo de vivir.
y hoy es
diciembre
y sigo
arrancándome a
tiras la
piel seca que transito,
la piel de
tres mujeres,( yo en medio,
desangrada.)
el jazmín
huele con fuerza en el patio
el viento
del mar sopla aunque yo lo ignore.
ojalá
me alancen
su bruma y su humedad,
su color
verde, su llovizna iluminada.
*