miércoles, 14 de octubre de 2009

Lila, en la mirada de los otros* cap.VIII



Así pasaron días, cuántos, no recuerdo. Aunque tal vez hayan sido meses. No lo sé. Sólo sé del silencio rotundo, del gato maullando en el techo de chapas, vuelto casi salvaje. Y del calor crepitante, la atmósfera verde y alucinada, el trueno diario anunciando la tormenta que no llegaba.

Yo casi no trabajaba, casi no dormía, apenas me alimentaba. Andaba por las calles sólo por necesidad, viendo en los vecinos el reflejo de mi mirada desvelada. Ellos ya no me hablaban. Tampoco hablaban de Lila.
Ahora hablaban de mí.


foto* Berenika